Cuenca a pie tiene su encanto

Ruta de senderismo realizada el pasado Octubre por el grupo «Entre orza y gamones»

Amanece el domingo en Cuenca y el grupo de senderismo “Entre orza y gamones” se reúne como es habitualmente a las 8 de la mañana, esta vez para realizar la ruta Pr-30 Portilla, estrecho del Gollizno y las Canteras, la cual se encuentra dentro de los senderos de Cuenca. Hoy se reúnen en una céntrica cafetería de Cuenca para tomarse el café previo a la salida. Van llegando poco a poco preparados con las botas, las mochilas, las brújulas, los bastones y los mapas. No es la primera vez que recorren esta ruta. “De vez en cuando nos gusta volver por lo bonito del recorrido” afirma Luis, uno de los miembros del grupo. La senda ofrece al caminante estrechos, praderas, barrancos y manantiales, un claro ejemplo de la riqueza de la serranía conquense, lo que la hace una de las favoritas de todos los practicantes del senderismo. Terminado el café, cogen el coche y ponen rumbo a Portilla, donde dará comienzo la ruta.

Una vez en el pueblo, comienza la aventura. Mochila al hombro y bastón en mano, cogen el sendero señalizado con balizas. Roca caliza y los colores del otoño rodean la senda mientras avanzan hacia el estrecho del Gollizno, paralelos al barranco de la Hoziquilla. A partir de aquí, la altitud de la ruta comienza a subir rápidamente. La travesía continúa hacia la fuente de la Zarzamora, dónde se detienen un momento para reponer fuerzas, beber agua y admirar el paisaje. Desde aquí, descienden al fondo del barranco, y culminan en el punto más alto de la ruta, dónde se encuentran unas antiguas canteras de piedra.

Continúa la ruta y, sin previo aviso, aparecen una buena cantidad de níscalos. El grupo bromea, haciendo alusión al día anterior, cuando algunos miembros del grupo salieron al campo con la esperanza de que la lluvia que había caído en la provincia de Cuenca durante esa semana hiciera crecer los hongos, pero no encontraron muchos. Ahora, durante la ruta, en una ladera de la montaña debajo del musgo, aparece una gran cantidad de níscalos. Desgraciadamente, no llevan medios para cogerlos ni transportarlos y tienen que dejarlos dónde los encontraron.

Hacia la mitad del recorrido, como es habitual, entre las 10 y las 11 de la mañana, llega el alto para almorzar. Tras buscar un sitio adecuado, aparecen de la mochila bocadillos de jamón, chorizo, un poco queso y una bota de vino. Poco tardaron en desaparecer, pues el senderismo requiere mucha energía que hay que reponer.

Tras el almuerzo, alcanzan la parte alta del recorrido, desde donde se observa la Cantera de la Piedra Jaspe, con piedras y sillares abandonados, preparados para ser recogidos. A partir de aquí comienza el descenso de vuelta a Portilla, recorriendo la Hoz del Moro por sus callejones, hasta llegar a una zona en la que ellos desconocen por donde continúa el sendero, pues el mantenimiento es mínimo. “Es una pena, pues la dejadez de las instituciones hacen que se pierdan estos senderos, ya que no se preocupan lo más mínimo por su mantenimiento”, señala Luis.

Al llegar al pueblo,  como ya es costumbre, tras cuatro horas recorriendo senderos, hacen una parada en el bar para tomar unas cervezas o refrescos, mientras comentan la ruta y las anécdotas durante la misma. No suelen cruzarse con mucha gente, al ser el senderismo un deporte minoritario y, en el caso de Cuenca, la gran cantidad de rutas que ofrece, esta mañana tampoco coincidieron con otros senderistas, ciclistas o motoristas con los que en ocasiones se encuentran. Este, además, es el mejor momento para acordar cual será el sendero que la próxima semana realizarán los miembros del grupo “Entre orza y gamones”.

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